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Jueves, 12 Diciembre 2019 12:09

Crítica de la serie BLOOD (FILMIN ESPAÑA). Desconfiar de todo y de todos como máxima en la vida, prioridad de los guionistas de otra buena serie europea.

Escrito por  Publicado en Críticas Series 2023-2024

El renacimiento de la vieja Europa como imperio de la ficción de calidad: el fénix que siempre resurge de sus cenizas. 

Calificada por The Guardian como la primera serie de prestigio de Channel 5

Intrigante thriller irlandés que nos atrapa en una vorágine de preguntas cuyas respuestas, lejos de ofrecernos satisfacción, nos anegan con el torrente de interrogaciones que se desprenden de la aceptación de fundamentos sin reflexión.

La minuciosa búsqueda de la verdad va abriendo camino poco a poco y añadiendo más dudas. Experimentamos profundamente el socrático enunciado "sólo sé que no sé nada" y la certeza de que todo es mentira.

La de 'Blood', ya disponible en Filmin España como informamos en su momento, es una trama concienzudamente construida alrededor de un hecho único: la muerte de la madre de Cat.


 

Cat Hogan (Carolina Main) protagoniza el inicio de la serie: una mujer treintañera que se dirige hacia su pueblo natal para asistir al funeral de la repentina muerte de su madre (Ingrid Craigie). Su padre Jim (Adrian Dunbar) mostrará una conducta desentendida en respuesta a la muerte de su esposa. Los hermanos de Cat (Diarmund Noyes y Grainne Keegan) apoyarán a Jim hasta que las sospechas logren expandirse en el seno de la familia.

Es una serie que mantiene la tensión y atención del espectador. Sin mucho ajetreo ni acción particularmente violentas, alimenta nuestra curiosidad arrojando al vacío conceptos tan arraigados como lo son los de familia, amor, maternidad, enfermedad y vida en general. Nos vemos arrastrados sin oponer resistencia al juego detectivesco que Cat decide llevar por su cuenta.

Desafiante, desobediente y desconfiada, esta mujer sospecha de su propio padre. Y hace bien. Una historia acaecida años atrás ampara su recelo. La desacreditación que sufre por parte de sus familiares, más en particular por parte de la figura paterna, nos induce a pensar que la muchacha está en lo cierto. No obstante, la visión de los miembros de la familia respecto a ella nos inclina también hacia la reticencia. 

Es una gran muestra de maestría por parte de los directores y guionistas esta manipulación incesante a la que nos vemos sometidos, porque son capaces de meternos en ambas psicologías. 

Por un lado, la de Cat como el bicho raro de la familia, que continuamente está en la desaprobación de los lazos de sangre y no deja que la convenzan de nada. Como la oveja negra que es, Cat se ve constantemente desacreditada por los suyos, hasta el punto de tener que huir lejos de su pueblo natal para proseguir con su vida en base a sus convicciones, impidiendo así que el entorno dictamine los fundamentos de sus creencias.

Por otra parte, también logran trasladarnos al extremo opuesto. Nos sacan de la percepción de Cat y nos infunden la opuesta. A penas nos damos cuenta y estamos desconfiando de esta joven cuyo desequilibrio se hace patente y se corresponde con un comportamiento que dificilmente podemos entender. ¿Cómo es posible si tan sólo 5 minutos antes comprendíamos los porqués de sus sobresaltos y ahora nos hallamos a kilómetros de distancia de ella?

Gran demostración en este ejercicio de maleabilidad de opinión del ser humano del que nos hacen partícipes sin quererlo. Entramos al trapo sin siquiera notar que nos están manipulando. Así podemos extender este ejercicio a nuestra realidad. Cuando mostramos empatía sin tener una posición propia fijada, o sin haber hecho uso de nuestra capacidad crítica.

Si no hemos apuntalado nuestra determinación de mantenernos en una misma posición, si escuchamos al otro con inocencia y hacemos gala de comprensión o compasión, bajamos la guardia. Y el charlatán que tenemos enfrente nos lleva a su terreno, despertándonos de repente sin saber el cómo o por qué nos hallamos en territorio enemigo. Aún así, a pesar de los cánticos de sirena y de nuestra inconsciencia, un pequeño eco retumba en nuestros oídos mientras nos dejamos seducir por la seriedad y apariencia sobria de lo que debería ser una figura ejemplar: en el caso de la serie, el padre (Jim).

No todo lo que reluce es oro y, ante las fachadas incuestionables de los uniformes y la supuesta autoridad, tomamos por costumbre tirar por la vía del escepticismo y la incredulidad, no sea caso que ingenuidad y maldad se hayan aliado y nos sorprendamos sirviendo intereses de dudosa índole.

En definitiva, no podemos evitar volver a aplaudir la elección de esta plataforma que nos trae muchas de las rarezas y peculiares novedades que corren por este decrépito continente renovado y vanguardista en materia de contenido seriéfilo. El renacimiento de la vieja Europa como imperio de las buenas series: el fénix que resurge de sus cenizas.