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Lunes, 11 Noviembre 2019 10:27

Crítica de la serie THE END OF THE F***ING WORLD temporada 2 Netflix España. ¡F*** lo políticamente correcto!

Escrito por  Publicado en Críticas Series 2023-2024

SI VAS A DECIR F***... ¡¡DILO!!

No entendemos demasiado bien el revuelo que ha provocado esta serie. A ver si logramos explicarnos con claridad y no herir la finura de la piel de sus innumerables fans por exponer, una tras otra, nuestras reticencias a la hora de ver este desfile de sinsentidos.

Esto empieza como NACIDO PARA MATAR pretende pasar por NATURAL BORN KILLERS pero acaba en un deshinchado Thelma y Louise. En su primera temporada James y Alyssa son dos adolescentes de 17 años que han sufrido la ausencia de amor. La madre de James se suicidó ridículamente hundiendo el coche en un estanque para patos (ponemos una chincheta sobre este hecho que recuperaremos más tarde). Solo con su padre, un patético ser humano incapaz de freír un huevo y de educar a un hijo ya ni hablamos, James ha tenido que crecer en soledad mostrando signos de psicopatía por la privación de sentimientos y emociones. Esto último es una de las contradicciones sobre las que reposa la serie. El padre de James está muy lejos de ser frío sino todo lo contrario. Las muestras de incontinencia emocional hubiesen hecho de James un barco a merced de las ráfagas sensoriales o un volcán en constante erupción pero jamás un ser frío y calculador. Empiezan pues los descuadres que suponemos que son parte de la gracia que tanto hace pero que, como seguramente se adivina ya a estas alturas, a nosotros nos cortocircuita e impide disfrutar (si es que se puede calificar de disfrute) del final del puto mundo.

Alyssa ha sufrido la ausencia de padre aunque su madre haya puesto en su lugar a otro ("A rey muerto, rey puesto"). El problema principal de Alyssa es que su padrastro ha formado una familia ignorándola por completo y, por lo tanto, también ha sido víctima de la ausencia de amor y su ensañamiento. La madre de la chica es un patético animal bípedo que adolece de amorfismo cerebral que la transforma en cefalópodo invertebrado. No tiene ningún tipo de sustancia más que la de figurar. Alyssa es todo lo contrario lo cual tampoco respondería, en la vida real, a un comportamiento plausible. Puede, ciertamente, haber una reactividad a lo vivido y manifestarse en el extremo opuesto pero debería mostrar signos de dudas, sencillamente por haber sido su madre el referente femenino. A menos que sea una mente potente, y está claro que no lo es por todas sus reacciones, y haya sido capaz de combatir las lfaquezas y debilidades inoculadas por la familia, es imposible en un comportamiento adolescente tener tanta entereza como Alyssa. Por lo tanto aquí vemos varios descuadres que tampoco nos convierten en seguidores sectarios del final del puto mundo.

Una de las escenas que seguramente habrá creado adeptos y con la cual nosotros mismos nos hemos muerto de la risa es la siguiente (hacemos sin embargo hicapié en el hecho que Alyssa NO nos gusta porque esos arrebatos de estupidez antipática no se pueden explicar de ninguna manera y no nos dejan opción a entenderla por lo que su figura provoca un rechazo automático):


 

En esta segunda temporada incorporan a la serie un personaje sacado de la tierra de nadie, Bonnie, y que es la excusa para seguir con un roadtrip, viaje de pirados, que ya no tiene sentido alguno. Bonnie también sufre de las carencias afectivas familiares e incluso maltrato y es por todo ello carne de cañón para depredadores sexuales, abusadores y maltratadores. Este es el personaje más creíble en su presentación, después se va de madre y acaba en nada como el resto de la serie. Bonnie aparece en escena para vengar la muerte de su prometido imaginario y asesinado en la primera temporada por James, el profesor Clive Koch. Un ser despreciable que se había hecho con los favores sexuales de Bonnie vendiéndole una patraña.

Sentimos que la primera temporada se quedó corta, como todas sus compatriotas, de mensaje solemne. El viaje debería haber servido no sólo para explorar los rincones inauditos del amor verdadero sino para descubrirse el uno ante el otro, desnudarse en la intimidad que se crea entre dos personajes que comparten momentos como los de James y Alyssa. Sin embargo, esa intimidad no llega nunca y a pesar del secreto entre ambos, la comunicación no llega a pasar del punto superficial. Falta fatal que acusamos en forma de corte de digestión. Nos sabe a poco y crea un muro inquebrantable entre la pantalla y nosotros como el que media entre James y Alyssa. Su nacionalidad sale a relucir y no, no somos racistas, es sencillamente la firma de las producciones británicas cuya autoría se reconoce por esta barrera que no traspasa lo políticamente correcto e impide zambullirse en las profundidades reales de los personajes. Algo falla en la trastienda de the f***kng world. Una corrección de 3 estrellas que choca frontalmente con el mensaje principal. Una serie llena de contrasentidos que hacen que la percibamos como contradictoria en sus dos temporadas. Es cuchillo y presa a la par. Es introvertidamente extrovertida. Es lo que no quiere ser sin querer ser lo que es, así de enmarañada está la idea global de su contenido.

Su segunda temporada está totalmente fuera de contexto forzando la entrada de Bonnie en escena buscando revancha y arrastrando a James y Alyssa a otro roadtrip incluso más vacío de lo que fue el primero. Lo que hubiera tocado en esta temporada es hacer entrar a un James más grave, seguro de sí mismo que, habiendo rozado la muerte, hubiese reconocido la importancia de los sentimientos y la urgencia por tener a la persona a la que realmente ama a su lado, sin más dilaciones, sin procrastinación de tipo alguno. La experiencia de la cercanía de la muerte tiene que suscitar obligatoriamente un cambio en la concepción de la realidad. Igual que la vejez le va quitando pelos a la lengua, la presencia de un final inmediato le quita lengua a la vida y le pone hechos y es este un hecho que nunca llega.

Finalmente recuperar la chincheta puesta sobre el suicido de la madre de James y que nos sirve para ilustrar a la perfección esta manía que tienen los británicos de crear un humor negro que ni es humor ni es oscuro ni nos hace gracia porque es como un champiñón en medio del desierto: generación espontánea. Con esta imagen se ejemplifica aquello que nos molesta profundamente en todo: la gratuidad de las cosas, lo porque sí sin razón que debe darles la sensación de hilaridad pero que, desde esta parte del mundo, se percibe como un hecho aislado que no responde ni corresponde a nada, que no tiene sentido y que enerva a este público que somos nosotros y que obviamente encanta y encandila a otros seguidores.

Terminar diciendo que si se hace una serie controvertida, se haga de verdad y no se utilicen comodines como estrellas ni distracciones para impedir entrar en lo que realmente es controvertido, difícil de entender y asumir: la naturaleza de las emociones humanas. Es una serie para aquel que le gusta la provocación de libreto ya prevista para una sociedad almidonada y asentada en la convicción de que los adolescentes son rebeldes porque tienen que serlo. Para ello ya está previsto, por el sistema, cierta irreverencia y mala educación que provienen de la nada y terminan en el mismo lugar en que termina todo lo que no tiene raíces profundas: el olvido de aquello que fuimos en una caja de recuerdos y fiestas de guardar.

Se respiran aires de irrealidad constante previstas por y para el sistema. No nos convence para nada a pesar de los ardores de defensores y seguidores de "the end of the fucking world", ahora sí, con todas las letras y sus consecuencias.